Hoy se acaba el año y empieza otro nuevo, hay que olvidar los malos momentos y tener nuevas esperanzas.
Siempre me he considerado un hombre de palabra, para bien o para mal, valores que con el tiempo se van diluyendo junto a la caballerosidad, honor, lealtad, valores que incluso el malvado Gualterio Malatesta era capaz de reconocer, pero claro aquellos eran otros tiempos.
Yo nunca juro, soy de los doy mi palabra y aprieto la mano, quizas pensar que la gente es como yo, me ha llevado muchos disgustos, creo en las personas y en sus palabras y pese a todo seguiré haciendolo, demasiado viejo ya para cambiar.
Tal vez esto debería hablarlo con un buen amigo o amiga (si, tambien existen) pero llevo tiempo huyendo de mi realidad durante mucho tiempo, evitando hablar, evitando encontrarme, evitando ser visto, en continuo stand by esperando un milagro, un milagro que nunca llega y esperar durante años que ocurra destempla al mas pintado.
Así que hoy día de nochevieja, tiempo de olvidar todo lo malo y de tener nuevas esperanzas, todo llega a su fin, se acabo la diferencia entre realidad y sueño, los bonitos momentos y los malos tragos, la verdad y la mentira, la relidad y la ficcion, lo que deseo y lo que es, lo verdadero y lo falso. Sigue leyendo