En aquellos tiempos donde la hegemonía de la moneda del día a día era la de 25 pesetas transcurrio mi juventud, estamos hablando de los años 80, donde las hombreras gigantescas en las chaquetas y el pelo cardado marcaban tendencia.
Como dice mi amigo Carlos, fuimos hijos del suburbio y el hormigón, nacimos en un barrio humilde, obrero y nuestra adolescencia se desarrollo allí, quitando de nuestras salidas al exterior de los sabados a Woody, Pacha o Distrito 10.
El resto de nuestro día a día transcurrio en los ya casi desaparecidos recreativos, desde cuando casi no llegabamos a los mandos de la maquina de petacos hasta que empezamos a ir a la universidad fue nuestro pequeño club social, nuestro lugar de encuentro. Sigue leyendo