Pese a que la noche de Reyes dejé como manda la tradición, un vasito de leche y un plato con polvorones para dar de beber y de comer a los cansados camellos, no pasaron a descansar y darse un kit kat en mi casa..
Quizás fuera porque a la mañana siguiente me encontré hechos en mil trizas los envoltorios de los mantecados y a mi perrita «la portu» sospechosamente con sus bigotes blancos, descansando plácidamente con el vientre hinchado en un rincón del sofá.
No hay mayor placer que descubrir la sonrisa de la iusión, ver a la persona que amas, sean tus hijos, tus padres, tu pareja o un buen amigo la expresión sí se puede enmarcar, de la felicidad, los ojos almendrados abiertos como roscones de Reyes e incluso esa risita nerviosa e histérica imposible de controlar.
Y es que la noche de Reyes siempre es mágica y especial, su misión es llevar la alegría a cada rincón de cada casa pero también nos marca el punto y final de las Navidades, ese periodo en el que nos ilusionamos, nos reunimos, recordamos y lo completamos de buenos propósitos.
Cansadito estoy de los gurús de la crítica del cine y aunque con «The Holiday» andaron a sus anchas y la tacharon de estereotipada, predecible y de peli para chicas y Navidad, a mi me encantó y siempre que la reponen con gusto la veo, será mi latente lado femenino…pero es perfecta para sofa, manta y palomitas.
Pues siempre he dicho que los pequeños detalles son los que diferencian una vida inmersa en la alegría en vez de una en la incertidumbre
No confiaba ya nada de nadie pero cuando menos te lo esperas alguien va y te sorprende, un pequeño detalle, con toda la sencillez de la más pura hermosura, que te conmueve y te emociona, te brinda la oportunidad de saber que alguien si ha pensado en ti y que no te han olvidado.
Solo puedo agradecerte mi querida amiga, mi confidente, guardiana de mis pensamientos, que siempre te preocupes de mi, eres mi Lustitia particular, la que siempre logra que se incline la balanza al lado de la felicidad.
La verdad sea dicha ya estaba dichoso y feliz cuando sin esperarlo llego la inesperada guinda del pastel.
Mi amigo José Luís, mas conocido como Mc Nulty, además de ser todo un señor de quitarse el sombrero allá por donde pase, es un apasionado de los Seiko y de los Cronos vintage, es uno de esos hombres que cuando gozas de su compañia no te hace falta hablar pues tan solo de escucharlo te absorve su conversación y disfrutas de cada segundo de estar a su lado.
Me envió por sorpresa las fotografias que había realizado a dos de mi relojes favoritos, protagonistas de reparto de la pélicula Aliens, el que portaba la Teniente Ripley y el Androide Bishop, cuando los vi sentí un piazo de…..
Sí la fotografía en si, es todo un arte, lograrlo con objetos tan diminutos como los relojes es una complicación añadida pero sí eres capaz de recrear genuinamente la esencia que portan, el resultado es una pequeña obra de arte.
Aquí los tenéis, como sí se los hubieran dejado olvidados en la mismísima sala de máquinas del Nostromo
El efecto del humo como si al ácido del bicho fundiera todo metal que toca a su paso me parece total.
Pensaréis que la siguiente… es la misma foto que la anterior, pero no, esta tiene un mensaje oculto, un guiño de Mc Nulty que yo he sido incapaz de resolver, hasta que me lo ha descubierto…
Unas macro del dial.
Mientras escribo estas últimas líneas de este breve aporte, el sonido de la lluvia encima de mi tejado no cesa.
Besos salados.
Dedicado a Au y Mc.